sábado, 8 de diciembre de 2012

MORBO=PORNO=POLVO

"el candidato se abalanzó sobre ella y, sin caricias, sin susurros, sin una maldita palabra que la excitara mínimamente y facilitara el trámite, la penetró. Y ella lo encontró más grande, más fuerte, más duro que nunca. Volvió a cerrar los ojos, suspiró y se abandonó a él mientras buscaba en su mente a aquél que la ayudaba a sobrellevar mejor la obligación marital, como le decía su madre. ¿Cómo se llamaba la película? La del joven que seducía a la protagonista madura. Mientras Ernesto la empujaba una y otra vez, demostrando un brío y una inspiración inusitadas, Blanca recreaba la escena en la que él, el amante sin rostro ni nombre, se encontraba con la respetable mujer, felizmente casada, y, en ese anonimato que podía conferir un bar repleto de gente, la ponía a mil con una mirada profunda, con palabras deliciosamente obscenas que la hacían sentir la más atractiva y experta entre todas las mujeres, con caricias no por suaves menos indiscretas, mordiscos en el cuello, proposiciones impensables... Eso sí que la ponía cachonda y, aunque se lo negaba como un terrible secreto, era su refugio y su salvación la noche de los viernes."

¿Les suena esta escena? ¿Sí? ¿No? Yo les explico. Esto es lo que se llama literalmente "una fantasía sexual" o una "fantasía erótica" y es lo que, desde tiempos ancestrales, las mujeres hemos ido utilizando en algunas ocasiones con nuestros "partanaires" para ponernos a tono. ¿Les va sonando? Sí, mujer, sí. Les sigo explicando: marido que solicita a su esposa, esposa que no tiene ganas y se hace la remolona, marido que se pone tonto e insiste en el tema, mujer que sigue sin tener ganas pero bueno... allí vamos, marido que tiene ganas de perrear y a la mujer le quedan dos opciones: fingir para acabar rápido o recurrir a una de sus fantasías eróticas, esas que le ponen a cien, esas que le hacen sonreír y gemir mientras el marido sigue con lo suyo. Ya les suena, ¿no?
Porque, vamos a hablar claro, que levante la mano aquella que nunca, nunca, nunca ha recurrido a uno de esos sueños eróticos para pasar un buen rato, hacerse un apañito o, incluso, para cumplir con el hombre de la casa. Que levante la mano quien no haya fantaseado con polvazos rápidos en el ascensor con un desconocido, uno que le diga aquí estoy y te voy a hacer lo que no te han hecho en tu vida, uno que le susurra al oído mil y una guarrerías y le haga mil y una perrerías en unos pocos metros cuadrados. Que levante la mano aquella que no ha sonreído maquiavélicamente imaginándose con dos tíos o con un hombre de color (vamos, con un negraco de esos que quita el hipo...) o con... Que levante la mano quien no ha cerrado los ojos y se ha visto en aquella postura tan sugerente o con aquellos ligueros y taconazos negros, o con el látigo en la mano o acercando la boca o la mano o el pie a aquella zona prohibida. Que levante la mano aquella que no ha pensado, aunque sólo haya sido durante un segundo, en dejarse hacer eso o aquello. Que levante la mano quien... Y así, podríamos estar hasta la eternidad.
Entonces, ¿a qué viene tanto revuelo con las malditas sombras? Sí, hombre, las de Grey. Cualquiera diría que somos novatas en este tema. ¿Por qué se escandaliza la gente con la dichosa trilogía? ¿Por qué se empeñan en poner nombre, como si fuera un gran descubrimiento, una gran novedad, a eso con lo que han convivido, han vivido y han sobrevivido muchas mujeres desde tiempos inmemoriales? ¿Por qué eso de "porno para mamás"? Por el amor de Dios, si tan solo se trata de haber puesto negro sobre blanco lo que casi todas (absolutamente todas, casadas, solteras, divorciadas o viudas, vírgenes o no, mamás, tías, hijas, hermanas y abuelas, me atrevería a afirmar) hemos recreado alguna vez y con lo que nos hemos recreado no pocas veces. Y esto, muy señoras y señores míos, ha existido desde que nuestros tatatatatarabuelos, es decir, Adán y Eva, fueron expulsados del Paraíso. Sin ir más lejos, ¿se acuerdan de Corín Tellado? En aquella época, no hace mucho, también fue catalogado de literatura "subida de tono" y sólo explicaba cómo la chica notaba cómo el miembro erecto le rozaba la pierna... Y, curiosamente, los "usuarios" de estas novelitas picantes que se vendía, se compraba y se leía casi a escondidas, eran mamás, tías, abuelas y demás seres racionales de sexo femenino (solteras o casadas, eso era lo de menos, aunque me atrevería a afirmar que las casadas ganaban en porcentaje). Lo dicho, que nadie ha descubierto la pólvora aunque, eso sí, se ha subido unos cuantos grados.
Y es que (esto me lo dijo el otro día el chico de la copistería de mi barrio) la autora ha dado un paso muy importante. Palabras textuales: tradicionalmente, era el hombre el que consumía porno y sexo de manera habitual y a la vista de todos: revistas, películas, cómics que se venden en los kioskos junto con los periódicos, las revistas de cotilleos y los cromos para los niños; sex-shops y peep-show dispersados por toda la ciudad, casas de citas en los barrios, anuncios en la prensa. Y todo, dirigido al público masculino. Y sin problemas. Todo el mundo tiene asumido que al hombre le gusta el porno. Pero, ¿y la mujer? ¿Qué le gusta a la mujer? ¿Acaso no le va también el porno? Y pensábamos que, tradicionalmente -sigo con las palabras textuales del chico de las fotocopias-, a las mujeres les va más lo sugerente, lo sensual (no lo sexual), que les digan "te quiero" o "eres la mujer de mi vida" en vez de "ven aquí, putita mía", que no les hablen de follar sino de hacer el amor, que solo les gusta la postura del misionero y hacerlo a oscuras; y ahora sale esta escritora y nos descubre que a las mujeres les encanta el porno y el morbo y el sado, vamos que les encanta el sexo (¡¡¡¡Acabáramos!!!)
¡Que levante la mano a quien no le guste el sexo! Estos hombres todavía no se han enterado de nada. Pues claro que a las mujeres les gusta el sexo. Como a los hombres, ni más ni menos. Lo que pasa, y parece ser que muchos seres de género masculino todavía no se han percatado de ello, es que nos gusta, y mucho, pero a nuestra manera. Y en eso, en el CÓMO, cada mujer es un mundo y no sirve generalizar ni pensar que, si a una le gusta de una manera, a las demás también les debe gustar así. Y en eso, en el CÓMO -insisto- no se vale creer que somos como ellos, que pensamos, sentimos y reaccionamos como ellos. ¡¡¡Error!!! Las mujeres tenemos nuestros mecanismos, nuestros "tempos" y nuestros resortes que el hombre debe estudiar (como si fuera una ingeniería) y conocer y querer accionar si desea que su pareja sienta placer, disfrute y experimente el placer (eso es harina de otro costal). Porque, si no es así, ya sabemos lo que ocurre, ¿no? Cuatro gemidos fingidos o un viajecito a la fantasía sexual de turno para pasar el trámite, que en eso no hay quien gane a las mujeres. ¿La razón? Dicen que el mejor órgano sexual no está entre las piernas sino entre las orejas. Efectivamente, por encima de unas buenas tetas, de un buen culo o de un cuerpo escultural, el cerebro es el órgano por excelencia, un cerebro inteligente que (además de fingir) imagine, que sea creativo, que recree y se recree, que invente, que suponga, que sueñe, que proponga, que sugiera, y para cerebritos (estábamos hablando claro, ¿no?), no nos engañemos, el de la mujer. En eso, estamos todos de acuerdo, ¿verdad?
No, si ya lo decía yo, que el morbo, el porno y el polvo (agrupados en una única palabra: sexo) constituyen uno de los motores del mundo, tanto para los hombre como para las mujeres (como muestra, les diré que la entrada de mi blog que ha superado todas mis expectativas y que recibe al día un montonazo de visitas es el cuento porno titulado "La pluma de don Julián". Por algo será, ¿no?).
En fin, que por una razón o por otra, seguimos siendo unas incomprendidas, ahora porque nos gusta leer escenas porno...Y lo hacemos a la vista de todo el mundo (sinceramente, yo debo ser una excepción porque, desde que en la facultad mis profesores me hablaban de la literatura árabe femenina, nunca he leído nada más erótico y porno en mi vida... ¡¡¡¡Y lo hacía incluso delante de mis padres!!!!). 
Y hablando de escenas, ¿se acuerdan de la que empezaba esta entrada? Es una de tantas "subidas de tono" de mi novela Encrucijadas que encontrarán en www.amazon.es y que, sin perseguirlo, ya ha sido catalogada de erótica, y, encima, con toques lésbicos. Si quieren ser originales, rompedores y sugerentes, regale Encrucijadas http://www.amazon.es/ENCRUCIJADAS-ebook/dp/B009991H5A/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1356168377&sr=1-1estas Navidades. (Por si no lo han notado, estoy haciendo publicidad de mi libro...)

PD. Todavía resuena en mi cerebro la pregunta que me formuló el chico de la copistería: ¿qué pasaría si ese libro catalogado como "porno para mamás" cayera en manos de papá y quisiera llevarlo a la práctica con mamá...?

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